¿10 ó 90 PESOS?

 

Es tan vasto el universo inmobiliario, que hoy hablaremos de un tema que siempre me ha llamado mucho la atención, y es el que se refiere a la negociación del precio en la compraventa.

En mi relativa y corta experiencia, comparada quizás a otros colegas que me rebasan por mucho en años dedicados a la profesión, si algo he encontrado que resulta realmente complicado, es el momento de negociar una oferta seria de un comprador calificado, con el propietario del inmueble.

En efecto, cuando ese mágico y a la vez complicado momento le llega al dueño de un inmueble suceden muchas cosas.

En primer lugar hay que analizar en que momento sucede... al principio... en medio de la promoción... o varios meses después.

Si es al principio, ni se la cree, y además está seguro que se repetirá nuevamente.

Si es en medio, se frota la barbilla, y la piensa dos veces.

Si es varios meses después, ya habiéndose desgastado mucho, y habiendo perdido buenas oportunidades, prácticamente le arrebata la oferta al comprador.

Estos tres escenarios son simple naturaleza humana, y sólo pueden cambiar con un profundo razonamiento, y llevando la lógica a su máxima utilización.

Si es al principio, pensará que no tiene prisa... que no quiere malbaratar, y que de seguro habrá quien le pague un mejor precio.

Si es en medio, seguirá pensando igual, pero no dejará de usar la calculadora en las siguientes 48 horas de que le haya llegado la oferta.

Si es al final, su calculadora le arrojará la cifra de lo que habrá perdido, por no haber tomado la decisión correcta y a tiempo, además de arrepentirse de no haber intentado una negociación más flexible.

Todo el problema estriba en saber cuanto vale una casa.

Por lo pronto me atrevería a asegurar que siempre tendrá tres precios ABSOLUTAMENTE VÁLIDOS Y REALES.

El precio del dueño... El precio del comprador... y el precio del Corredor.

¿Cuál es el bueno?

¿Para el dueño?... el del dueño !!!

¿Para el comprador? ... el del comprador !!!.

¿Y para el corredor... cuál es el precio?

Veamos.

Si el dueño dice que su última palabra es $100, y el comprador dice que su última palabra es $80... El precio del corredor es simplemente $90.

¿En cuanto se va a cerrar esta compraventa?

Analicemos... Si en la vida de una promoción no llegase ninguna oferta, después de 25 visitas, y muchas llamadas, significaría que la casa vale CERO PESOS CON CERO CENTAVOS en el mercado.

Mientras no hay alguien que ofrezca un precio real en dinero contante y sonante, la realidad es que esa propiedad no vale nada, y el precio del propietario es virtual, y es una fantasía. Suena cruel decirlo, pero no le encuentro otra explicación.

Sin embargo si después de arduas negociaciones con el comprador, éste decide subir de $80 a $90, y el propietario sigue "montado en su macho"... pensando que su casa vale $100, lo que va a suceder es lo siguiente:

A) Lo primero sería que quizás el dueño razone aceptablemente, y decida no tomar el riego (quise decir riesgo) de dejar ir a un buen comprador, pensado que mañana se aparecerá otro mejor que quizás nunca llegue, y acepte la oferta.

B) Lo segundo es el hecho de querer AÑADIR $10 AL VALOR DE SU CASA, y por intentar ganar $10 en lugar de $90, haga que su casa irremediablemente VALGA CERO.

Por lo anterior, valdrá la pena considerar que los DIEZ PESOS harán que la casa en lugar de valer NOVENTA valga CERO, y lo que es peor... habremos ayudado a que ese comprador le lleve su dinero a otro propietario.

Claudio Márquez Passy

 

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